Como sabemos, la Revolución de 1868 fue un brusco golpe contra la dinastía de los Borbones y contra el Régimen doctrinario.
El doctrinarismo isabelino estaba en franca crisis ya desde la Noche de San Daniel, que hizo que el entonces presidente del Gobierno, el general Narváez, tuviera que dimitir.
Posteriormente, se haría cargo del ejecutivo el general O'Donnell, que intentó abrir el sistema político a una base electoral más amplia. No obstante, no lo consiguió y, de hecho, en 1866 tuvo lugar la cuartelada de San Gil, un golpe de Estado de carácter demócrata protagonizado por lo sargentos de dicho cuartel, y que fue encabezado por el general Pierrad. Con ello se demostraba que los gestos de apertura del liberalismo doctrinario de los moderados no iban a ser suficientes.
Isabel II, por ello, destituyó a O'Donnell y lo reemplazó por el duro general Narváez. Éste constituyó un sistema de represión que le alejó de la Unión Liberal.
En 1867, cuando O'Donnel murió, y fue sustitido por el general Serrano, sumado a una crisis de l sistema financiero y de la industria algodonera que arrastró a las sociedades de crédito y sociedades ferroviarias,iba a desencadenar una oleada de opositores.
Estos opositores fueron reforzados por los movimientos populares, que debido a la escasez y carestía de productos básicos como el pan, se movilizaron en contra de un gobierno.
Ésta es la historia
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