Ya sabemos que, tras la dimisión de Adolfo Suárez, era necesario encontrar un recambio al frente del Gobierno, pero que saliera de UCD, el partido que había ganado (con mayoría simple) las elecciones de 1979.
El elegido fue Leopoldo Calvo Sotelo, que pertenecía al ala conservadora de UCD.
El día de la votación de la investidura de este candidato, varios guardias civiles, al mando del teniente coronel Tejero, entraron en el Congreso de los Diputados, como hizo en 1874 el general Pavía. El objetivo era detener el proceso de investidura y acabar con la soberanía nacional de la Constitución de 1978.
Sin embargo, la actuación del rey, que era por la Constitución (y por las Leyes Fundamentales del Franquismo, ya abolidas), el capitán general del Ejército, fue clave. Desde su posición de cúpula del estamento militar, hizo un llamamiento a los militares para que no se sumasen al golpe, y, de esta forma, ese intento se abortó.
Como consecuencia, el gobierno de Calvo Sotelo pudo establecerse e iniciar su andadura. Así pues, continuando la política de CONSENSO del segundo gobierno de Suárez, inició un paquete de medidas para terminar el proceso de transición hacia la recuperación de las libertades. En este gobierno la tarea más importante fue superar el golpe de Estado y sus consecuencias.Así pues, un elemento muy importante fue la Ley de Defensa de la Democracia, de marzo de 1981, que trataba de proteger al Estado contra la violencia terrorista de ETA y los golpistas de extrema derecha.
Bajo su mandato, varias autonomías consiguieron aprobar sus estatutos. Como resultado, el sistema autonómico previsto en la Constitución se extendió a 11 Comunidades Autónomas, unas por la vía rápida, y otras por la vía del artículo 143, la más lenta. Sobre esta cuestión es necesario recordar que entre 1979 y 1983 se iban a crear las actuales 17 comunidades autónomas. Así pues, de ellas 11 se habían creado antes de 1982, fecha de las elecciones generales que llevaron al PSOE al poder.
El 25
de Octubre de 1979 se habían aprobado los estatutos del País Vasco y Cataluña, y el resto con posterioridad
a estas fechas desarrollándose, a continuación, las elecciones para elegir a los
respectivos parlamentos.
En el caso de Cataluña y País Vasco, la victoria electoral fue
para los partidos nacionalistas, CiU en Cataluña, a cuyo frente estaba Jordi Pujol, y el
PNV en el País Vasco, presidido por Carlos Garaikoetxea.
En 1980 se aprobó la LOFCA, Ley Orgánica de Financiación de las
Comunidades Autónomas, cuya finalidad era regular los mecanismos de financiación de las
Autonomías a fin de que pudieran hacer frente a los gastos derivados de las
competencias que asumían. Por esta ley, todos los ingresos iban a parar al Estado que
luego asignaba a cada comunidad las cantidades acordadas según el gasto público de cada autonomía, y según el grado de aportación a las arcas del Estado (con exclusión del "cupo vasco").
En política interior, un problema muy importante fue la radicalización de los problemas sociales como efecto de la "segunda crisis del petróleo", lo cual se agravó por la cuestión del "aceite de colza adulterado", un aceite muy barato que provocó problemas de salud gravísimos. Esta cuestión estaba relacionada con el deterioro de los niveles de vida de los más desfavorecidos por efecto de la comentada crisis económica.
Otra cuestión muy debatida fue la "Ley del Divorcio", que iba a crear fuertes tensiones con el sector católico, pero que era necesaria para avanzar en la secularización del sistema político.
A nivel exterior, el gobierno de Calvo Sotelo se caracterizó por la entrada de España en la OTAN, la alianza militar que cubría la zona del Atlántico Norte y que se oponía al "Pacto de Varsovia" del bloque soviético. España ya estaba en el concierto internacional, lo cual se aceleró con las conversaciones para entrar en la CEE.
Por último, como ya se ha apuntado, el gobierno convocó elecciones generales para 1982. En ellas la UCD, debilitada por la salida por la derecha de políticos hacia Alianza Popular (que se incluyó en coalición con el Partido Demócrata Popular) y por la izquierda hacia el PSOE, además de Suárez, que creó el Centro Democrático y Social (CDS), perdió de forma estrepitosa. La primera fuerza política pasó a ser el PSOE, pasando de los 200 escaños. La segunda fuerza, la derecha de Fraga (AP-PDP), y, más lejos, el PCE. Se habían puesto los cimientos de nuestro actual sistema de partidos
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