Os propongo la lectura crítica de este artículo, publicado hoy en el diario EL PAÍS.
¿Pensáis que un país que permite este tipo de actos se puede calificar como democrático? Y, en el caso de que no los permita EN SU TERRITORIO, PERO SÍ EN OTROS, ¿puede considerarse solidario? ¿Qué tipo de democracia y de libertad se está defendiendo? ¿Hay un código ético que pueda justificar este tipo de acciones? Evidentemente, sí, porque los planteamientos éticos se pueden estirar y acomodar para legitimar cualquier acción humana. No obstante, puede que haya una ética universal, que en el fondo todos conocemos, aunque la manipulemos.
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