Con la muerte de Fernando VII, la cuestión sucesoria no está resuelta.
En principio, Isabel II iba a ser la nueva reina, pero, como tenía tres años de edad, sería su madre la que provisionalmente ostentaría la Jefatura del Estado con el título de Reina Gobernadora, quien iba a continuar la política reformista del último período de su marido.
Con política reformista entendemos el recurso a aquellos liberales e ilustrados muy moderados, como Cea Bermúdez o Martínez de la Rosa, que habían estado al cargo de las tareas gubernamentales, sin menoscabar la soberanía del monarca, principalmente entre 1830 y 1833.
No obstante, la cuestión sucesoria cubría el enfrentamiento entre dos formas de entender el Estado: por un lado el clero rural y el campesinado que sufrió los rigores de la proletarización del campo consecuencia de las desamortizaciones y de las extinciones de señoríos. Por otro, la burguesía y demás sectores que se beneficiaron de estas medidas liberales.
Ésta es la historia
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario