La revolución de octubre de 1934 fue un movimiento huelguístico de carácter revolucionario que contribuyó a desestabilizar la II República española.
Los hechos se iniciaron a raíz de las elecciones de 1933. En ellas, por diversos motivos (abstención de los anarquistas, desunión de las izquierdas, participación de las mujeres, etc. ) ganaron las derechas. Concretamente, la Ceda. Este partido político era una amalgama de diferentes fuerzas políticas conservadoras regionalistas, y la Acción Popular de Gil-Robles. De carácter accidentalista y posibilista, generaba mucho recelo en las autoridades republicanas. A raíz de ello, el presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora, decidió encargar la formación de gobierno a Alejandro Lerroux, el líder del Partido Republicano Radical, por aquel entonces ubicado en el centro del espectro político, y que se había consituído como la segunda fuerza política del Parlamento.
Hay que recordar que, en aquella época, en los años treinta, los fascismos y regímenes parafascistas y autoritarios de diverso corte estaban ganando terreno a las democracias en Europa. Incluso en Gran Bretaña los gobiernos estaban ganbando terreno al parlamento. Gran parte de estos procesos habían tenido lugar desde dentro del sistema, gracias a una victoria electoral, como el caso del NSDAP en Alemania. De ahí el miedo de las fuerzas obreras y democráticas a la actitud de la CEDA. Pero habían ganado las elecciones de 1933 y estaban deseosos de participar del poder. Por ello, amenazaron con retirar al gobierno el apoyo parlamentario que le daban si no se daba entrada en el ejecutivo a algún miembro del partido. Y entraron tres.
Las fuerzas obreras no podían conformarse, y actuaron. Pero no de forma homogénea, ya que la CNT en muchos lugares no apoyó la convocatoria de huelga general de la UGT, como en Aragón, Andalucía o Extremadura.
En Cataluña el movimiento más importante no fue tanto el obrero, sino el naciopnalista radical. De esta forma, Lluís Companys, el líder de la ERC, proclamó el Estado catalán dentro de la República federal española en la noche del cuatro al cinco de octubre. Como reacción, el general Batet declaró el Estado de guerra, detuvo a Companys el seis de octubre y el gobierno de Madrid suspendió de forma definitiva el Estatuto catalán. Como resultado, se designó un Consell de la Generalitat para gobernar Cataluña. Este elemento centralizador fue una de los motivos por los que un sector de la historiografía ha denominado este período como Bienio negro.
No obstante, el movimiento adquirió connotaciones aún más graves en Asturias, donde las fuerzas obreras, que anteriormente habían creado la Unión de Hermanos Proletarios formada por la UGT, la CNT ymás adelante, el Bloc Obrer i Camperol, la Izquierda Comunista (ambos comunismo heterodoxo) y el PCE, desarrollaron una verdadera revolución social a través de la convocatoria de una huelga revolucionaria.
Los obreros, muy bien organizados, tomaron Oviedo y proclamaron allí la República Socialista formando al poco tiempo el Ejército Rojo. También acometieron incautaciones de ´todo tipo de artículos, crearon instituciones como la Guardia Roja y en definitiva crearon las bases para un nuevo sistema. El asunto era de lo más grave, y en Madrid esto lo consideraron una auténtica guerra civil. Por ello enviaron allí fuerzas coloniales (la Legión y los Regulares), la elite del ejército español entonces, coordinadas por el general Franco desde el Estado Mayor de Madrid, porque se había destacado anteriormente en la represión de la huelga revolucionaria de 1917.
La destrucción fue enorme, así como el número de muertos y detenidos. Como consecuencia, la República quedó muy tocada. Tanto, que algunos autores más o menos reconocidos o leídos, como Pío Moa, defienden que la Guerra Civil se inició en realidad en octubre de 1934.
De cualquier manera, octubre de 1934 debe verse como el resultado de la excesiva tensión entre fuerzas políticas demasiado extremistas, que respondían a una situación social, económica y territorial demasiado polarizada.
Los hechos se iniciaron a raíz de las elecciones de 1933. En ellas, por diversos motivos (abstención de los anarquistas, desunión de las izquierdas, participación de las mujeres, etc. ) ganaron las derechas. Concretamente, la Ceda. Este partido político era una amalgama de diferentes fuerzas políticas conservadoras regionalistas, y la Acción Popular de Gil-Robles. De carácter accidentalista y posibilista, generaba mucho recelo en las autoridades republicanas. A raíz de ello, el presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora, decidió encargar la formación de gobierno a Alejandro Lerroux, el líder del Partido Republicano Radical, por aquel entonces ubicado en el centro del espectro político, y que se había consituído como la segunda fuerza política del Parlamento.
Hay que recordar que, en aquella época, en los años treinta, los fascismos y regímenes parafascistas y autoritarios de diverso corte estaban ganando terreno a las democracias en Europa. Incluso en Gran Bretaña los gobiernos estaban ganbando terreno al parlamento. Gran parte de estos procesos habían tenido lugar desde dentro del sistema, gracias a una victoria electoral, como el caso del NSDAP en Alemania. De ahí el miedo de las fuerzas obreras y democráticas a la actitud de la CEDA. Pero habían ganado las elecciones de 1933 y estaban deseosos de participar del poder. Por ello, amenazaron con retirar al gobierno el apoyo parlamentario que le daban si no se daba entrada en el ejecutivo a algún miembro del partido. Y entraron tres.
Las fuerzas obreras no podían conformarse, y actuaron. Pero no de forma homogénea, ya que la CNT en muchos lugares no apoyó la convocatoria de huelga general de la UGT, como en Aragón, Andalucía o Extremadura.
En Cataluña el movimiento más importante no fue tanto el obrero, sino el naciopnalista radical. De esta forma, Lluís Companys, el líder de la ERC, proclamó el Estado catalán dentro de la República federal española en la noche del cuatro al cinco de octubre. Como reacción, el general Batet declaró el Estado de guerra, detuvo a Companys el seis de octubre y el gobierno de Madrid suspendió de forma definitiva el Estatuto catalán. Como resultado, se designó un Consell de la Generalitat para gobernar Cataluña. Este elemento centralizador fue una de los motivos por los que un sector de la historiografía ha denominado este período como Bienio negro.
No obstante, el movimiento adquirió connotaciones aún más graves en Asturias, donde las fuerzas obreras, que anteriormente habían creado la Unión de Hermanos Proletarios formada por la UGT, la CNT ymás adelante, el Bloc Obrer i Camperol, la Izquierda Comunista (ambos comunismo heterodoxo) y el PCE, desarrollaron una verdadera revolución social a través de la convocatoria de una huelga revolucionaria.
Los obreros, muy bien organizados, tomaron Oviedo y proclamaron allí la República Socialista formando al poco tiempo el Ejército Rojo. También acometieron incautaciones de ´todo tipo de artículos, crearon instituciones como la Guardia Roja y en definitiva crearon las bases para un nuevo sistema. El asunto era de lo más grave, y en Madrid esto lo consideraron una auténtica guerra civil. Por ello enviaron allí fuerzas coloniales (la Legión y los Regulares), la elite del ejército español entonces, coordinadas por el general Franco desde el Estado Mayor de Madrid, porque se había destacado anteriormente en la represión de la huelga revolucionaria de 1917.
La destrucción fue enorme, así como el número de muertos y detenidos. Como consecuencia, la República quedó muy tocada. Tanto, que algunos autores más o menos reconocidos o leídos, como Pío Moa, defienden que la Guerra Civil se inició en realidad en octubre de 1934.
De cualquier manera, octubre de 1934 debe verse como el resultado de la excesiva tensión entre fuerzas políticas demasiado extremistas, que respondían a una situación social, económica y territorial demasiado polarizada.
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