En estos videos observaremos una información complementaria de los apuntes sobre la autarquía. No obstante, recordaremos algunas ideas fundamentales de ese período. En ellas expondremos no sólo las cuestiones económicas, sino las medidas políticas y su relación con el contexto internacional. Por último, esbozaremos brevemente las características de la oposición.
Durante los años 40 y hasta 1951, los
gobiernos franquistas desarrollaron un tipo de política económica muy original:
la autarquía.
Esta política consistía, básicamente, en una
búsqueda del autoabastecimiento y en un fuerte dirigismo por parte del poder.
De esta forma, el Estado trató de subsistir sólo, sin contar con el exterior,
para lo cual se vio obligado a controlar lo que se producía, en qué cantidad,
con qué calidad, y cómo se distribuía. Ahora bien, es imposible en un mundo de
predominio capitalista que un estado se desarrolle económicamente estando solo.
Para conseguir subsistir, el Estado
franquista nacionalizó empresas clave, controló los precios y fomentó la
producción de determinados bienes y servicios mediante subvenciones y
exenciones. Es decir, desarrolló un extremado nacionalismo económico del que se beneficiaron algunos sectores
sociales, pero que perjudicó a otros.
1-a- Causas:
Sobre las causas del desarrollo de este
original sistema económico, se ha debatido entre diversas posibilidades. Entre
ellas podemos citar las siguientes:
- Los desastres económicos de la guerra, que
necesitaban una solución de emergencia obligada. Por ello, la autarquía sería
una actuación coyuntural hasta que se lograse la normalización de la actividad
económica.
- La política económica propia de las potencias
con las que el Franquismo se identifica por lo menos durante la Segunda Guerra
Mundial: (Italia, Alemania, Portugal). Se basaba en el nacionalismo económico
propio de los regímenes totalitarios o quasi totalitarios como consecuencia de
la política iniciada a finales del XIX con el proteccionismo arancelario. Por
tanto enlazaba con la política económica de los decenios anteriores (dictadura
de Primo de Rivera, proteccionismo de los conservadores con Alfonso XIII…)
ahora acentuada tras la crisis de 1929 (crisis mundial) y la Guerra Civil.
- Pero, sobre todo, por una situación
internacional proclive a este tipo de fórmulas económicas a raíz de las
consecuencias materiales de la Segunda Guerra Mundial y de la política de una
férrea dictadura política que entendió que el control de la actividad económica
era un pilar básico de cohesión interna y de su fortaleza
1-b- La autarquía
Como sabemos, esta política consistió en una
práctica económica basada en el autoabastecimiento de todo lo necesario, y en
el aislamiento económico.
Para ello, el Estado debía controlar lo que
se producía en cada sector económico, lo que se distribuía entre la población y
entre las empresas, y cómo se hacía. Es decir, el Estado era el principal
agente económico de un sistema que necesitaba de productos para abastecer a la
población.
-
Agricultura
En el sector agrícola el Estado intervino
considerablemente a través del Servicio
Nacional del Trigo. Mediante esta institución, controló tanto la producción
como el almacenamiento y distribución del producto. También utilizó la
Comisaría General de Abastecimientos y Transportes para hacer llegar a la
población la escasa producción española de ese período.
Las autoridades del Servicio Nacional del
Trigo requisaban y compraban los productos alimenticios a precios de tasa, que
luego distribuían entre los comercios. La población, para adquirir estos
bienes, utilizaban las cartillas de
racionamiento, que estuvieron vigentes desde 1939 hasta 1951. Mediante
ellas, las autoridades controlaban la distribución de unos alimentos escasos de
forma controlada ante la escasez.
Como consecuencia, se recortaron muchísimo
los suministros de materias primas y energía, y, como era imposible obtener
licencias de importación la población tuvo que recurrir al mercado ilegal (el estraperlo) o mercado negro, para
conseguir completar su escaso abastecimiento. En él los productos se compraban
a un precio dos y tres veces superior al de tasa, con lo que se enriquecieron
muchos aprovechados. Además, en ocasiones, aunque era un delito el mercado negro, las autoridades conocían
estos intercambios fraudulentos y, en ocasiones, se beneficiaban de él.
-
La
industria
La industria española de la época seguía
siendo muy débil, puesto que en la estructura económica predominaba el sector
primario, tanto en números totales de trabajadores como en porcentaje de
trabajadores respecto del total de la población activa (de hecho se habla de
alrededor del 50% de la población activa en dicho sector), y en la aportación
al PIB.
El régimen trató de levantar y fomentar el
sector industrial a través de un fortísimo intervencionismo: leyes de la
segunda mitad de 1939 por las que la instalación de cualquier empresa
industrial precisaba del permiso previo ministerial (que era muy difícil y
costoso de obtener) además de declarar industrias de interés nacional a todas
las relacionadas con la defensa del país (lo que implicaba la protección
financiera del Estado), o conceder ventajas para obtener licencias de
importación, o incluso limitar la participación de capital extranjero al 25% de
la empresa.
Estas medidas legislativas se completaron con
la creación en 1941 del Instituto
Nacional de Industria para llevar al máximo la política de sustitución de
importaciones sobre todo en la defensa nacional. Esta institución aprovechó los
territorios y tejidos industriales tradicionales y sentó las bases para el
despegue futuro de nuevas regiones industriales. Por medio de ella el Estado
hizo de empresario e inversor en el proceso de industrialización. Esto ya se
había acometido con otras medidas durante la dictadura de Primo de Rivera, pero
en este momento fue mucho más extremo.
Como consecuencia, no se pudieron establecer
nuevas empresas ni se pudo invertir libremente. Además, el régimen favoreció el
establecimiento de monopolios industriales de empresas que, sin competencia, no
se preocupaban de la reducción de los costes ni de la diversificación de la
producción.
En este punto conviene recordar que el
régimen, mediante una política de obras públicas sostenidas con mano de obra
procedente de las prisiones, consiguió acumular un capital con inversiones muy
escasas. Esta mano de obra consistía en prisioneros políticos que, para reducir
su pena, trabajaban gratis para el régimen. Así se construyeron obras como la
Basílica del Valle de los Caídos, por ejemplo, entre otras obras públicas.
-
Sector
bancario y política monetaria
El
objetivo del régimen, en cuestiones de banca y política monetaria fue
consolidar el sistema bancario que ya existía e impedir participar a la banca
extranjera, algo lógico teniendo en cuenta las ideas ultranacionalistas del
régimen en este momento.
En política
monetaria, ante el aumento del déficit público, se emitió mucha Deuda
Pública que se cambió por moneda circulante.
Como
consecuencia aumentó la moneda que circulaba por el país y creció la inflación.
Los precios subieron mucho pero no tanto los salarios (porque, como sabemos, el
régimen se apoyó, principalmente, en los empresarios y propietarios de bienes y
empresas) con lo que descendió la capacidad adquisitiva de la población y sus
posibilidades de consumo.
-
Consecuencias para la población
Las
consecuencias para la población fueron, en general, muy duras. Así pues, los
grupos sociales menos pudientes fueron los que tuvieron que soportar el fuerte
deterioro de la actividad económica.
El
consumo se contrajo. Sobre todo, se redujo el consumo de determinados artículos
básicos (trigo, patatas, azúcar, carne...) cuyos precios crecieron.
Asimismo, las horas de trabajo
aumentaron porque los trabajadores estaban indefensos ante los empresarios pese
a que el Fuero del Trabajo, teóricamente, defendía un trabajo digno.
Otra
consecuencia fue la desnutrición: se alcanzó entre el 57´3% y el 79´9% de las
necesidades calóricas mínimas. Había unos tremendos desequilibrios
nutricionales causados en parte por la monotonía y pobreza de la dieta. Y eso
que la mayor parte de los ingresos se centraba en la adquisición de alimentos.
Además, el consumo de determinados productos generó ciertas enfermedades
incurables.
Como
consecuencia de lo anterior, el porcentaje de sueldo dedicado al ocio y la
diversión como cine o fútbol, fue también mínimo. En esta década casi todos los
ingresos se destinaban a la supervivencia: comida, vestido y vivienda
prioritariamente.
No
obstante, también algunos españoles se enriquecieron. Entre ellos destacan los
que se beneficiaron de la concesión de licencias de importación o de licencias
de apertura de empresas, o los que aprovecharon el mercado negro para vender la
parte de la cosecha que escondieron de las requisas del gobierno.
2- Influencia de la coyuntura internacional
en los años 40
2-a-La
segunda Guerra Mundial
El
conflicto mundial fue determinante para el régimen. Como consecuencia del
conflicto, el Franquismo se fue redefiniendo en función de la evolución de la
guerra. Dicha evolución afectó de la siguiente manera:
-1939/1942: No Beligerancia
La
política de No beligerancia consistió
en apoyar a las potencias del Eje (el III Reich e Italia, fundamentalmente),
pero sin intervenir directamente en el conflicto. Así pues, aunque el régimen
no participó abiertamente, se alineó junto a las potencias del Eje e incluso se
llegó a plantear la intervención a raíz de la victoria alemana en Francia. Esto
ocurrió desde abril de 1940 y el régimen español buscó ampliar su zona de
influencia en el Norte de África.
No
obstante, el hecho de que el país no estuviese preparado (a pesar de la
proclividad al belicismo por parte de Serrano Súñer cuñado de Franco), además
de lo desmesurado de las peticiones españolas frente a Alemania en el Norte de
África y del interés de Hitler en Europa Oriental, hicieron que la entrevista de Hendaya de octubre de 1940
entre Hitler y Franco no desembocara en la intervención abierta.
Pese a
ello, en 1941, con el ataque alemán a la Unión Soviética España ayudó a través
de los voluntarios de la división Azul,
que operó con 18.000 hombres hasta 1944.
-
1942/1945: neutralidad frente a la No Beligerancia por el retroceso del Eje
Tras
mediados de la II Guerra Mundial, el régimen, en consonancia con la Ley de
Cortes la Ley de Referéndum y el Fuero de los Españoles, se separó de las
potencias fascistas y adoptó la neutralidad. No obstante, pese a esta última
postura de neutralidad, mantuvo una división de voluntarios en el frente del
Este, que luego quedó reducida a un pequeño contingente de soldados (la Legión Azul).
La
adopción de esta política internacional conllevó una crisis fortísima dentro
del franquismo, puesto que había sectores muy proclives a entrar en guerra a
favor del Eje, como el general Muñoz Grandes y Serrano Súñer (que perdió el
poder en 1942 tras los sucesos de Begoña,
como sabemos) y otros opuestos a entrar, como el conde de Jordana.
2-b- La
Postguerra mundial
En 1945
acabó la Segunda Guerra Mundial. Unos años antes, en la Conferencia de San Francisco, se había
creado la ONU con la idea de formar una organización de países que dirimiera
sus diferencias sin llegar a la agresión bélica. Como consecuencia, todo estado
que fuese similar a las potencias totalitarias
que habían apoyado al III Reich, debía rechazarse.
De esta
forma, México propuso que no se
admitiera a los países que habían pertenecido al Eje, lo cual afectaba a
España, a la que se veía como un residuo del totalitarismo centroeuropeo. Así
pues, muchos embajadores extranjeros se retiraron de España y el país quedó
aislado internacionalmente.
No
obstante, desde 1947, cuando los antiguos aliados de la II Guerra Mundial
empezaban a constatar las diferencias que había entre ellos, todo esto se
empezó a suavizar. Por ello, el aislamiento político no fue total.
La
causa del cambio fue que los aliados en la Segunda Guerra Mundial empezaron a
chocar entre ellos por sus diferencias políticas. Algunos, como Gran Bretaña o
Estados Unidos eran democracias occidentales, que estaban en el lado opuesto a
los estados con dictaduras comunistas de partido único, como era el caso de la
Unión Soviética.
Había
también diferencias económico-sociales: propiedad privada en el caso de las
potencias occidentales frente a nacionalización y estatalización de la
propiedad en el caso de la Unión Soviética.
Ambas
diferencias desembocaron en la política de bloques y en la Guerra Fría. Como
consecuencia, las potencias occidentales, católicas y democráticas
pluripartidistas, comenzaron a mirar a España de otra forma: el régimen del
general Franco ya no era el residuo del totalitarismo, sino un baluarte contra
el comunismo. Por ello, el régimen empezó a abrirse al mundo.
Esta
apertura la inició Estados Unidos, el más preocupado por la posible extensión
del comunismo por el mundo (doctrina
Truman). Así, el franquismo se pudo acercar a Portugal, a algunos estados
de Hispanoamérica y a los países árabes. Por tanto, en 1948 se firmó el
Protocolo Franco-Perón con Argentina y Francia, por fin, reabrió la frontera.
En 1950, una nueva resolución de la ONU revocó el aislamiento acordado en 1946.
Como
consecuencia de esta apertura, la oposición que vivía en el exterior, sobre
todo la comunista, empezó a perder las esperanzas de derribar a Franco mediante
una acción bélica desde fuera del país (como veremos, ya había fracasado el
intento de invasión desde el Valle de Arán) ya que el contexto internacional
estaba cambiando. Proyectos como la invasión del Valle de Arán, fomentada por
el PCE, o el recurso al maquis fueron un fracaso. El Franquismo empezaba a
consolidarse.
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